Pese al ahorro de tiempo y al esfuerzo que representa, la tecnología termina siendo un arma de doble filo cuando atrapa nuestra atención absoluta y nos aleja de las personas que están a nuestro alrededor
Tal vez te ha pasado que no puedes evitar despertar en la madrugada a ver qué mensaje recibiste, quién está en el chat o, en el más común de los caos, a ver la hora.
Seguramente tu teléfono es el despertador matutino y después de cargarlo contigo, lo ves al menos cada 20 minutos.
Todo esto suena cotidiano, lo que no lo es, es la forma desmedida de cómo usamos y abusamos de la tecnología, impidiéndonos, incluso, hacer nuestra vida normal. Porque para ir al baño, por ejemplo, el teléfono podría quedarse afuera.
Dependencia, según la Real Academia Española, es aquello que genera subordinación a un poder mayor. Y es esto, precisamente, lo que hace de nosotros la tecnología. Crear una especie de dependencia que nos sumerge en el mundo irreal.
El autor finlandés Tomi Ahonen afirmó que el ser humano, en promedio, ve unas 200 veces al día la pantalla de su celular. Lo que nos permite percibir que, más que dependencia, la tecnología nos puede llevar a la obsesión
El siguiente trabajo especial busca despejar algunas dudas sobre el tema.